Vistas de página en total

martes, 27 de agosto de 2013

LO PRIMERO ES EL AMOR

A uno le regalaron un ordenaron potentísimo, el último modelo; pero tenía una clave de acceso y no la sabía. Acabó aburriéndose del ordenador, que era muy bueno, pero a él no le servía para nada: lo único que hacía era ocupar sitio en su cuarto.
En tu vida de cristiano también hay una palabra clave: Amor a Dios. Esa palabra es la clave de acceso a un mundo maravilloso. Es, además, el primer mandamiento. Sin eso el cristiano se convierte en algo difícil o imposible, que me quita tiempo para cosas más útiles y más divertidas.
Hay un juego de cartas que no es muy conocido, y que tiene entre otras una regla muy original: si dices la palabra dos veces has perdido, aunque tengas cartas muy buenas.
Si como, cristiano, haces muchas cosas, pero no las haces por amor a Dios y a los demás, has perdido...
Cuando en una ocasión se le acercó a Jesús una persona experta en temas religiosos-un doctor de la ley judía-y le preguntó al Señor cuál era el primer mandamiento de la ley, Jesús le contestó sin dudarlo: Amarás al Señor Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente (San Mateo 22,37)
Quizá te desconcierte un poco este pasaje del evangelio: ¿cómo es posible que un doctor de la ley no sepa el primer mandamiento dado por Dios en el Sinaí a Moisés? La respuesta es que los judíos se habían liado un poco con miles de preceptos y un montón de opiniones según las diferentes escuelas que interpretaban y enseñaban la ley de Dios. Unos decían que lo más importante era guardar el sábado, otros que la circuncisión, otros que las ofrendas en el templo...Por eso este doctor de la ley que debía ser buena persona ante la respuesta del Señor se queda lleno de alegría y le felicita a Jesucristo por lo claro de su respuesta.

Algo parecido te puede ocurrir a ti. Antes que amar al Señor pones delante muchas cosas. No es lo primero en tu vida, y debe serlo. Sin amar al Señor qué difícil es ser buen cristiano!

Y ahora sigue tú hablando con tu Padre Dios. Esta es la parte más importante: cuéntale y escúchale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario